

CARLOS ANDRÉS CUESTA
Nuestro Río Fucha
El Rio Fucha es el Principal afluente hídrico de la Localidad de San Cristóbal que nace en el páramo de la Cruz Verde desembocando en el agonizante Rio Bogotá, comprende un área de 12.991 hectáreas en la parte urbana y 4.545 rural, recorriendo 9 localidades de la ciudad como lo son santa fe, la candelaria, puente Aranda por mencionar algunas.
Para nadie es un secreto que esta localidad por su ubicación estratégica entre los cerros orientales es un importante territorio ecológico y ambiental para la ciudad que debe estar en protección para el bienestar de la Ciudad. Es por estas razones que la administración distrital como la local debe tomar medidas urgentes para evitar catástrofes ambientales como el desbordamiento del rio por la sedimentación que afecta en un primer plano a las familias que viven al borde de esta arteria hídrica, poniendo en peligro su bienestar, salud y vida.
En especial los habitantes de la parte alta de aguas claras un sector de la localidad que años tras años vive padeciendo diferentes problemáticas, en especial sanitarias porque hace décadas el Rio Fucha lo utilizan como alcantarilla receptora de desperdicios y aguas residuales presentando los tres grados de degradación.
Por el mal uso que le están dando al rio y la falta de compromiso social de la administración local para evitar catástrofes como la presentada el año paso donde 350 familias fueron evacuadas por el crecimiento del rio Fucha continuando la alerta en este mes por las fuertes lluvias que se están presentando.
Los habitantes de la Localidad en diferentes audiencias públicas desarrollas por la Junta Administradora Local exigen mayor compromiso de la administración Local para mitigar el deterioro ambiental que padece el Rio Fucha, proponiendo la creación de un comité protector del Rio Fucha para sensibilizar a la comunidad rivereña sobre la importancia de no arrojar basuras al Rio como la importancia de incentivar a los habitantes por las buenas acciones que emprenda para la protección del Rio, sugerencias que deben ser escuchadas por las autoridades competente para un mejor bienestar de la Ciudadanía.
Invasión del espacio público en la 25 sur
La localidad cuarta de San Cristóbal se caracteriza o se identifica como un centro de peregrinación, debido a que en este sector se encuentra la iglesia del 20 de julio. Las personas que habitan este sector y sus visitantes, sienten preocupación por la cantidad de vendedores informales que se están apropiando del espacio público, hasta el punto de tomarse algunas calles principales, como ocurre los días domingo cuando cierran la calle 27 sur con carrera 6 y parte de la 10.
La situación cada día se agrava, debido a que Bogotá es una ciudad receptora de personas desplazadas que ven a la ciudad como centro de desarrollo. Pero cuando llegan, se sorprenden con la noticia de que no lo es y muchas familias recorren al comercio informal.
Debido a que la localidad de San Cristóbal está a tan solo 10 minutos del centro de la capital colombiana y por la gran cantidad de turistas que visitan el lugar, el número de vendedores ambulantes cada día crece. Según un censo elaborado por orden del tribunal administrativo de Cundinamarca para resolver una acción popular en la localidad, en el sector alrededor de la calle 25 sur hay 2.000 vendedores y las autoridades locales, en cabeza del señor alcalde Jairo León Vargas no toman cartas en el asunto para mejorar esta problemática de manera definitiva.
Una sentencia por parte del Consejo de Estado, le exige a la alcaldía reubicar a los comerciantes de esta calle y fortalecer la economía popular, pero se observa a la fecha que las autoridades locales no han acatado en su totalidad esta orden judicial.
Algo que causa sorpresa es que a escasos metros del epicentro del comercio informal se encuentra el imponente centro ferial del 20 de julio, que debería estar ocupado por estos vendedores y hasta la fecha que escribo esta columna, la alcaldía local de San Cristóbal no ha implementado un plan de acción para que este recinto este funcionado para los fines que fue construido.
Cabe resaltar que fue una inversión millonaria la que se destinó para el centro Ferial del 20 de Julio, para que vendedores ambulantes del sector pudieran comercializar sus productos. Podemos finalizar diciendo que este recinto es un elefante blanco más de la localidad cuarta de Bogotá.